Cuando nuestro hijo mayor no estaba alcanzando sus objetivos, su médico nos dio información para recibir evaluaciones y servicios en el hogar para sus sesiones físicas y mentales. Los terapeutas de la primera infancia ayudaron a mi hijo a crecer viniendo a nuestra casa y trabajando con él. Seguí siendo ama de casa por un par de razones durante este tiempo. Todos los centros de cuidado infantil locales estaban llenos con listas de espera de varios meses.También ayudó que me quedara en casa para que él pudiera recibir la terapia que necesitaba conmigo ahí para que yo también pudiera aprender lo que estaba haciendo e implementarlo en nuestras actividades diarias.

A medida que creció y progresó lo suficiente después de las sesiones semanales, pudo asistir a la escuela local porque contaban con programas para niños que necesitaban de ayuda adicional. Entre Pre-K y Kínder, le diagnosticaron TDAH e hiperactividad, lo que ayudó un poco en su vida diaria. Seguía metiéndose en problemas en la escuela y parecía que necesitaba un horario y unos métodos muy constantes y casi estrictos. Habíamos consultado a terapeutas que dijeron que "quería ser un buen niño", pero que necesitaba más tiempo para adaptarse. No fue hasta su segundo o tercer año escolar cuando se le diagnosticó autismo de nivel 1.

Desde entonces, con la combinación de medicamentos para su TDAH y la terapia semanal con aprendizaje emergente junto con la ayuda de su trabajador social en la escuela, ha mejorado. Seguimos teniendo dificultades diarias, que van desde cambios en las rutinas, entender la vida que no es solo blanco y negro, hasta reacciones verbales o físicas. Solo en los últimos 7 meses he podido conservar un empleo constante (en casa) después de casi 10 años. Aunque tenemos 10 horas de servicios para su autismo, no tenemos mucho más que medicamentos para su hiperactividad/TDAH, por lo que tuvimos que buscar programas para mantenerlo activo. Actualmente, toma clases de violonchelo, piano, natación y gimnasia todas las semanas. Lo más difícil y frustrante es participar activamente en sus tratamientos y no ver ningún resultado, sólo para descubrir más tarde que se trataba de otros diagnósticos.

Pensando en retrospectiva, no estoy segura de qué pediría para mejorar los servicios para la primera infancia. Ambos terapeutas fueron maravillosos y ayudaron mucho a mi hijo. Actualmente, lo que se agradecería es la transición para salir de los programas. Quiero saber qué programas son los mejores para los distintos diagnósticos, qué opciones de guardería apoyan a las personas con diagnósticos y cómo hacer frente a los aspectos financieros de cada uno; esas serían mis principales inquietudes.

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